Jugar con niños - sin ello, la paternidad no es lo mismo
El juego puede tomar muchas formas: colorear, trepar árboles o incluso jugar juegos de palabras en el camino a la panadería cercana no solo pueden enriquecer el desarrollo del pequeño, sino también ayudarle a construir una relación de calidad con su cuidador. ¿Entonces por qué jugar con los niños – independientemente de su edad – debería convertirse en una prioridad diaria para nosotros? ¡Te lo explico!
¿Qué es jugar?
Jugar es un término utilizado tan libremente que al intentar encajarlo en normas y reglas, es fácil olvidar su significado original y fundamental. En realidad, se refiere a cualquier actividad realizada por placer, sin importar su resultado final. Por lo tanto, obligar a nuestros pequeños a jugar, guiándonos solo por sus aspectos beneficiosos, es completamente erróneo: al final, la falta de voluntariedad significa que el desarrollo de habilidades específicas del niño no solo no ocurrirá, sino que se detendrá.
¿Cómo debe ser entonces cada juego? Entre sus características distintivas, podemos incluir:
- Creatividad e imaginación
- Voluntariedad de participación
- Alegría por realizar la actividad
- Descubrimiento de nuevos valores
- Exploración del mundo
- Satisfacción de necesidades humanas básicas
¿Qué beneficios aporta jugar con niños?
Primero, la formación de un propio «yo» desinhibido. A través del juego, los niños aprenden a liberar sus emociones, expresan sus miedos, alegrías e inseguridades. En psicología, a menudo se dice que el juego es una forma de autoterapia, a través de la cual los más jóvenes pueden adoptar libremente el rol elegido por ellos mismos y liberar al exterior todas las señales asociadas, tanto positivas como alarmantes. Esto proporciona un apoyo extraordinario a los cuidadores del niño, quienes pueden responder a todas sus necesidades en un momento en que el niño aún no puede expresarlas por sí mismo.
Segundo, estimulación del desarrollo. El juego libre apoya el desarrollo de la motricidad fina y gruesa, ayuda al niño a orientarse en su entorno y fomenta su curiosidad e interés por el mundo. Los procesos cognitivos, como la atención, el pensamiento, el habla o la memoria, son reforzados de manera confiable durante el juego, incluso en aquellos que no utilizan gadgets sofisticados ni objetos caros de anuncios coloridos.
Tercero, socialización. No solo el juego de roles directo, sino también el aprendizaje de la paciencia, la cooperación o la resolución de conflictos son habilidades que todos adquirimos durante los primeros años de nuestra vida. El tiempo compartido con otras personas enseña al niño a establecer relaciones valiosas, la voluntad de comunicarse y el interés por los demás. El desarrollo general de la empatía en los primeros años se traduce en un mayor nivel de inteligencia emocional, lo que facilita significativamente los futuros contactos interpersonales del niño.
Cuarto, movimiento es salud. ¡Literalmente! Tan pronto como el niño crece, vale la pena salir a pasear, al parque, al jardín, a los parques infantiles y a la piscina. Cualquier otro juego de movimiento que ocurra dentro de cuatro paredes (¡e incluso en la cuna!) también es bienvenido. ¿Por qué? Prácticamente de manera inconsciente y sin esfuerzo, estos juegos apoyan el desarrollo de los músculos y el sistema nervioso, la coordinación motriz, la conciencia espacial, el equilibrio, el balanceo independiente del cuerpo, así como la planificación del movimiento y la evaluación de riesgos.
Quinto, una pizca de fantasía. Todos los días, los niños aprenden algo nuevo, ya sea atarse los zapatos, geometría o llevar la cuchara a la boca. Aunque nos parezca absurdo, todo esto requiere una concentración increíble y un gran despliegue de energía por parte de ellos. Por lo tanto, deberíamos animarlos a diario a jugar, lo que no solo les enseñará algo, sino que también les permitirá liberar su fantasía y creatividad. Inventar roles, pintar con las manos, crear cómics o dibujar personajes imaginarios les permitirá soltar las riendas de la imaginación, y esto, a través de la imaginación de olores, sabores, colores y texturas, estimulará de manera fiable su desarrollo sensorial.
¿Tiene sentido jugar con un bebé?
La respuesta a esta pregunta es extremadamente simple: ¡sí! Desde los primeros momentos de vida, los niños buscan el contacto y el interés de los padres, siguen al cuidador con la mirada, observan sonrisas e intentan imitar sus movimientos. Aprender a agarrar un sonajero, tirar el chupete fuera de la cuna o morder su propio pie también son formas de juego para el bebé. Además, se ha demostrado que el simple contacto visual, escuchar la voz, leer y sonreír al recién nacido apoya su desarrollo al crear un estilo de apego individual, que influirá en sus relaciones interpersonales en la vida adulta.
Además, el balanceo rítmico, uniforme y relajante estimula el sistema vestibular del cerebro, una parte del sistema nervioso responsable, entre otras cosas, del sentido del equilibrio, apoya el desarrollo sensorial y enseña una respuesta adecuada a los estímulos. Es importante tener esto en cuenta, ya que el tiempo de calidad pasado con el niño no siempre depende de su edad, sino del deseo de sus cuidadores y padres.
¿Cómo jugar con niños en edad preescolar?
La etapa preescolar es un momento específico para cada niño, generalmente asociado con los preparativos para comenzar la educación escolar y el desarrollo de habilidades de comunicación en grupo. Es el momento perfecto para introducir juegos que los apoyarán en las siguientes etapas de su vida: pintar, colorear, construir estructuras, jugar con bloques o recortar mejorarán el agarre para escribir, desarrollarán la motricidad fina y prepararán al niño para aprender a escribir. Leer cuentos o dibujar ilustraciones despertará su interés por los libros, y las coloridas historias y cuentos utilizados permitirán el desarrollo de su imaginación y creatividad.
Igualmente importante para cada niño en edad preescolar es… ¡una conversación común! Ni siquiera los juguetes más sofisticados desarrollarán tan bien las habilidades del habla como las conversaciones diarias. Inventar cuentos juntos, juegos de palabras adecuados para su edad e incluso los paseos más cortos llenos de genuino interés por parte del padre romperán al niño para expresarse libremente y le permitirán construir lo más importante para él: una relación insustituible con un adulto.
¡Bienvenido a la escuela, bienvenido al juego!
Mientras que el juego con preescolares a menudo tiene un carácter libre, actividades similares en la edad escolar están asociadas con el entrenamiento de la concentración y el seguimiento de las normas establecidas en la institución. En esta etapa, el niño aprende a ser independiente, por lo que debería poder decidir por sí mismo con qué juego quiere pasar tiempo con los padres. Mientras no viole el bien y los deseos de terceros, deberíamos apreciar estas manifestaciones de planificación de sus propias acciones, ya que traerán efectos positivos en el futuro cercano: la evaluación de riesgos, la planificación del tiempo y las actividades apoyarán al estudiante en su futura aventura escolar.
Además de los juegos educativos, los padres y cuidadores también deben recordar la importancia de liberar emociones beneficiosas y estimular la creatividad. Los juegos no necesitan ser largos, lo importante es que se realicen con el pleno compromiso de los adultos: es mejor dedicar 15 minutos de contacto sincero al niño que 2 horas sentado con él mientras se mira el teléfono.
¿Es necesario un padre en el juego?
Un padre no es esencial en el juego: la mayoría de los niños encontrarán naturalmente una manera de liberar emociones sin la participación de adultos. ¿Pero es recomendable su presencia? ¡Por supuesto! A través del juego conjunto, los padres y cuidadores, independientemente de su edad, tienen la oportunidad de construir algo único: una relación con el niño. Se puede construir en cualquier etapa de la vida del niño, pero cuanto antes comencemos, más apoyaremos su desarrollo y el nuestro en esta hermosa, pero desafiante, aventura parental.
¿Cómo entonces establecer una relación emocional de calidad con el niño? Participando en el juego en el que está actualmente involucrado. Esto excluye el uso de redes sociales, revisar correos electrónicos, ver noticias en la televisión o concentrarse en otros estímulos externos distractores. Seguir activamente al niño, estar atento y comprometido son la base para construir un fuerte y sincero vínculo parental. Al participar en una actividad que es placentera para él, harás que dirija su atención hacia ti. ¿Qué emociones te acompañan en ese momento? ¿Qué dice tu expresión facial? ¿Miras nerviosamente el teléfono o sonríes suavemente al niño? Experimentar el juego conjunto crea un nuevo vínculo libre de demandas, órdenes, moralización y advertencias, a través del cual tu hijo no solo aprenderá de ti las normas generales y reglas de convivencia entre personas, sino sobre todo, a ser una persona buena, empática y atenta con los demás.
¿Es normal no querer jugar con el niño?
¡Por supuesto! Después de todo, los padres adultos pueden haber superado ya historias sobre ponis, jugar al escondite durante la tercera hora consecutiva y colorear la milésima página de colorear con una imagen del sol. ¡Y todo eso con el mismo color favorito del niño! No hay nada malo en eso. Los juegos interesantes con niños no son solo aquellos que cautivan a los adultos, sino también aquellos que hacen que su atención se quede más tiempo con ellos.
Vale la pena elegir actividades conjuntas que también brinden la mayor cantidad de placer a los padres y cuidadores, ayudándoles a despertar a su niño interior. Si te gustan los rompecabezas, los paseos, los puzzles, las excursiones, las cosquillas o nadar en el lago, ¡aprovéchalo!
Además, si el padre no tiene ganas de jugar con el niño en ese momento, debería… simplemente comunicárselo. Dolor de cabeza, malestar, problemas en el trabajo o simplemente un mal día pueden hacer que el té invisible o la cuerda de saltar estén actualmente fuera de la zona de confort parental. Informar adecuada y sensitivamente al niño sobre sus propias necesidades le enseña a hacer lo mismo con respecto a otros: y la asertividad, tanto en la vida de los más jóvenes como de los mayores, nunca pasará de moda.
¿Hasta cuándo jugar con los niños?
Lo mejor es nunca dejar de hacerlo: los rompecabezas adecuadamente seleccionados se pueden armar tanto en el jardín de infancia como en la universidad, así que aprovecha cada oportunidad para pasar tiempo con tu propio hijo. El principal indicador para decir «stop» aquí debería ser el deseo: el nuestro o el del niño. Incluso un niño pequeño nos comunicará claramente que, en ese momento, no tiene ganas de estar con el padre, y también se debe respetar esa decisión y darle el espacio que actualmente está buscando.
Contrariamente a la creencia popular, los niños no necesitan gadgets sofisticados para divertirse; lo que necesitan es la atención e interés de los padres, y jugar es una gran oportunidad para proporcionarles todo eso de una manera agradable y creativa.